Yo he sido inventado por mis traductores.
Y lo prefiero, ya que salgo muy mejorado.
Jorge Luis Borges
El proyecto inicial para la formación de un nuevo Catálogo de las traducciones españolas de economía política en el siglo XVIII lo emprendí conjuntamente con mi maestro el profesor Ernest Lluch hace algún tiempo. Entre los dos elaboramos los primeros criterios bibliográficos, comenzamos a reunir nuevas referencias bibliográficas y decidimos que el repertorio debería incluir tanto las traducciones al castellano como las que desde el castellano se vertieron a otros idiomas europeos. El propósito inicial era completar la información disponible, establecer un nuevo balance, ofrecer diferentes vías o pistas para la investigación futura y difundir todo ello en España y sobre todo fuera de ella. La fuerza terrorífica de la sinrazón, que segó la vida del profesor Lluch el 21 de noviembre de 2000, ha impedido que un proyecto inicialmente conjunto pudiera beneficiarse en su desarrollo y finalización de la sabiduría, erudición y tenacidad que le caracterizaban. A su memoria dedico este trabajo, a pesar de sus múltiples defectos, de los que naturalmente sólo yo soy responsable.
1. El impulso traductor en la España del setecientos
A pesar de ser un país periférico en los terrenos de la filosofía y de la ciencia, España experimentó a lo largo del siglo XVIII un apreciable avance de las actividades intelectuales en diferentes campos de la cultura, del pensamiento y de las artes, en consonancia con las principales tendencias que se estaban desarrollando en el resto de Europa. Avance sustentado en un fuerte crecimiento de las publicaciones de libros, folletos, revistas y periódicos escritos por autores españoles y, lo que ahora interesa destacar, en una notable intensificación de la actividad traductora de obras foráneas, producida especialmente durante la segunda mitad del siglo, y que continuó en las primeras décadas del ochocientos. La abundancia de traducciones al castellano de textos escritos en otras lenguas alcanzó con mayor o menor fuerza a diversas áreas de conocimiento: a las humanidades (en sentido amplio que incluye la historia, la filosofía, la geografía, la erudición, etc.), a las ciencias naturales, a la religión, a la política, naturalmente a la literatura... y, aunque no siempre ha sido reconocido, a la economía política. Así pues el firme auge de las traducciones españolas de economía política entre 1700 y 1812 que vamos a observar en el presente trabajo se inserta en el seno de un fenómeno más amplio, como es el propio auge multidisciplinar de la traducción en España y en el resto de Europa durante el siglo XVIII y principios del siguiente. Sería conveniente, por tanto, a la hora de proceder a los imprescindibles análisis individualizados por materias y por países o áreas lingüísticas, no olvidar el carácter interdisciplinar del fenómeno ni la necesidad de confrontar, en la medida de lo posible, los resultados propios con lo ocurrido en otros campos del saber y con lo sucedido en otros países europeos, así como con las tendencias internacionales comunes que por integración de los diferentes casos puedan ir trazándose. Iniciativas como la del presente Seminario de la Università de Firenze sobre “Traduzioni e circolazione della letteratura economico-politica nell'Europa settecentesca” pueden ser un notable impulso a redoblar los esfuerzos en ese sentido.
2. Escasez de estudios y pervivencia de tópicos.
Al menos desde el punto de vista español una primera dificultad para avanzar por ese camino es la escasez de estudios normalizados sobre las traducciones que incluyan análisis cuantitativos e interpretativos. Es especialmente en la historia de la literatura donde más ha avanzado la investigación, por lo que se cumple también en España la aserción de Kenneth Carpenter de que los estudios bibliográficos sobre las traducciones parecen estar casi confinados a las belles lettres (Carpenter 1997, 1). Aun siendo la historia literaria el campo más estudiado, los principales especialistas insisten en la escasez de estudios sistemáticos y en la débil atención que los historiadores prestan a la cuestión (Lafarga 1999, 12), por lo que no siempre es posible disponer de los trabajos necesarios para practicar las comparaciones y la integración indicadas. Y una segunda dificultad radica en los tópicos sobre la historia intelectual española del siglo XVIII y en el propio papel de las traducciones en ella. Ciertas visiones tradicionales, aún persistentes en recientes trabajos, partiendo de la negación de la existencia de un avance intelectual significativo en la España del setecientos, país que excluían del fenómeno europeo de las Luces, venían a atribuir la abundante presencia de traducciones a la debilidad de la literatura propia y a la dependencia mimética respecto a otros países, o incluso a simples modas reprobables (Lafarga 1999, 12-14). En ocasiones estas visiones consideraban que la abundancia de traducciones en España actuó en detrimento o menoscabo de la propias publicaciones españolas, fuesen reediciones del pasado o posibles nuevos títulos a editar. Por otra parte, también ha tenido impacto la imagen creada en el propio siglo XVIII, principalmente por ilustrados y viajeros franceses y británicos, de una España retrógrada y fanática, dominada y atemorizada por la Inquisición, institución que habría constituido un muro defensivo prácticamente infranqueable para preservar la pureza de la fe y combatir las nuevas ideas filosóficas, políticas y morales. De haber sido así de categórica y simple la situación española, el fenómeno del incremento de las traducciones sólo podría explicarse porque los textos elegidos no fueran peligrosos para la doctrina oficial o bien porque la propia traducción expurgara los pasajes condenables. Sin embargo como han subrayado diversos estudios modernos (Defourneaux 1973, Domergue 1996 y Lopez 1995) las cosas no ocurrieron en absoluto así. La ineficacia de los controles, la falta de conocimientos intelectuales de los inquisidores y censores, las contradicciones, la indolencia... hicieron que las barreras levantadas fueran bastante permeables y permitieron que las traducciones se convirtieran en importantes vías de penetración del pensamiento europeo.
3. Razones del auge de las traducciones de economía política.
Estudios recientes han criticado y reconsiderado ese tipo de visiones, adoptando
perspectivas más abiertas y documentadas, en las que se proponen una
serie de razones explicativas, diferentes a las tradicionales, de ese intenso
auge traductor en la España de la segunda mitad del setecientos. Tres
son las principales razones que suelen aducirse: la multiplicación
de las relaciones culturales internacionales, la mayor facilidad de acceso
a las lenguas europeas, facilitada por el desarrollo de las herramientas de
aprendizaje, uso y tratamiento como diccionarios, gramáticas, etc.,
y el ansia por ampliar los conocimientos propia del espíritu ilustrado
(Lafarga 1999, 11).
Si bien esas tres razones son significativas, me atrevería a proponer
algunas más desde la perspectiva de las traducciones españolas
de economía política. El auge de estas traducciones fue notable
a lo largo del siglo como puede verse en el Apéndice (tabla 1 y gráficos
1 y 2). Sólo indicaré un dato ahora: en la primera mitad del
siglo se tradujeron tres títulos de economía política
y en la segunda mitad ochenta y uno; también las traducciones de agronomía
y de temas de industria, artes y oficios aumentaron considerablemente. Varias
razones podrían contribuir a explicar ese fuerte auge, además
de la ya indicadas. En primer lugar, la intensa aceleración que se
produjo a partir de 1730 en el número y en la calidad de publicaciones
económicas en diversos países como Escocia, Francia, Italia,
Inglaterra, Alemania (Hutchison 1988, 107-191), que generó una elevada
oferta potencial de textos a traducir y puso las bases para el nacimiento
de la economía como ciencia moderna. En segundo lugar, la mayor información
sobre los textos y la mayor movilidad potencial de los libros, facilitada
una y otra por las mejoras en los mercados editoriales, en los canales de
distribución (todo ello a pesar de la censura) y por el papel desempeñado
por instituciones como academias y sociedades patrióticas. En tercer
lugar, no puede olvidarse la intensa rivalidad económico-política
(y también bélica) entre los Estados europeos que impulsaba
a los gobiernos y a otras instituciones a promover el espionaje científico
y técnico, a menudo plasmado en traducciones. Así en los países
atrasados se fomentaban traducciones de las obras económicas que se
suponía habían contribuido al mayor desarrollo y a la mayor
potencia de los países hegemónicos o que informaban sobre ello;
en sentido inverso, en los países más avanzados se traducían
a veces obras económicas de los atrasados para obtener información
sobre ellos y para estar precavidos ante sus posibles avances, como ocurrió
con la traducción inglesa en 1751 de John Kippax de la
Theórica y Practica de Comercio y de Marina de Gerónimo
de Uztáriz. En cuarto lugar, otra razón, compatible con la anterior,
radica en que el florecimiento de los programas de reforma económica
en diferentes países europeos, tanto en el terreno de las propuestas
como en el de la aplicaciones políticas efectivas, estimuló
las traducciones-adaptaciones de obras económicas buscando nuevos argumentos
o nuevos apoyos para reformas propuestas, o incluso con el fin de ratificar
con ejemplos foráneos políticas económicas ya decididas
o ya emprendidas (como es el caso del comercio de granos). Por último,
cabe considerar también el aspecto científico de la economía
política aunque no estuviera aún consolidada como una disciplina
autónoma. Entre algunos escritores de los países científicamente
periféricos como España surgió una conciencia creciente
de la necesidad de importar a través de traducciones y de otros medios
los avances de la economía política generados en los países
centrales, con el fin de promover el propio desarrollo de los conocimientos
económicos en la periferia. Estas son cinco razones generales del auge
de la traducción de textos económico-políticos en la
segunda mitad del setecientos, extraídas principalmente de la experiencia
española que muestra el Catálogo, y tratan de desentrañar
y matizar la frecuente afirmación de que el auge estuvo cimentado esencialmente
en el ideal ilustrado del ciudadano-mundo contrario a todo tipo de barreras
y favorable pues a la traducción y difusión universal de las
Luces. No sólo se tradujo la “economía de las Luces”,
sino que abundaron las traducciones de obras que podríamos denominar
anti-ilustradas o reaccionarias y de otras numerosas “asépticas”-
proporcionadoras de información económica- que difícilmente
pueden situarse en uno de los dos campos. Las razones de las traducciones
hay que buscarlas principalmente en la demanda que surge en el país
receptor o de destino, y para ser más precisos sería necesario
atender a los casos concretos de las traducciones individuales y observar
los posibles motivos del traductor o promotor de la publicación.
4. Traducir, circular, traspasar, multiplicar.
En la historia del pensamiento económico se ha analizado generalmente
el fenómeno de las traducciones en relación con el proceso de
transmisión o circulación internacional de las ideas económicas,
proceso en el que ocupan un lugar destacado por ser una vía importante
de transmisión y porque la existencia de traducciones proporciona un
indicador directamente observable de la influencia o difusión de las
ideas (Spengler 1974, Carpenter 1977, Lluch 1980). Es preciso recordar que las
traducciones constituyen sólo una de las vías de la circulación
internacional de la ideas económicas que también puede desarrollarse
a través de la difusión de las obras originales o de otras obras
que contengan compendios, anotaciones o impugnaciones sobre ellas, a través
de reseñas o noticias en publicaciones periódicas, por medio de
viajes de estudio o de información, e incluso por difusión oral.
Las traducciones son pues sólo un vía, pero una vía significativa
y peculiar.
De hecho, la palabra traducir proviene de la expresión latina traducĕre
que significa trasladar algo de un lugar a otro. Aunque se trata de un tipo
de traslado peculiar, distinto al transporte de otras mercancías. En
este tipo de traslado no desaparece en el punto de partida la cosa trasladada,
ya que se mantiene el texto en la lengua y lugar de origen, y por tanto no se
pierde la posibilidad de difusión directa o indirecta de esa versión
original más allá de las fronteras iniciales. Con la traducción
se genera un texto adicional, una reproducción o multiplicación,
dando lugar a nuevas versiones tras los procesos de interpretación, transformación
lingüística y adaptación a una realidad distinta o a una
finalidad propia que adopta el traductor. Trasladar significa también
traspasar unas barreras que no sólo son lingüísticas, sino
también culturales, políticas e ideológicas. Significa
afrontar diferentes tradiciones intelectuales entre países, diferentes
historias culturales y de las mentalidades, diferentes instituciones políticas
y económicas, y diferentes grados de libertad de expresión. Así
pues, traducir constituye un caso peculiar de comunicación intelectual
y científica internacional que tiene características propias y
una elevada complejidad de análisis, especialmente en el siglo XVIII
donde esas barreras seguían operando con pleno vigor y donde el canon
del traductor era diferente al actual. El traductor gozaba de mayor libertad
en la transformación del texto; aún sobrevivía del siglo
anterior el gusto francés por la manera de traducir: las belles
infidèles (Mounin 1955). Las traducciones debían ser bellas
pero infieles, introducir adaptaciones y modificaciones en pro del buen
gusto, de la comprensión de los textos por el lector de destino,
de la admisibilidad por los órganos censores y de la finalidad y carácter
de la propia traducción. Así pues, dos cuestiones pueden destacarse
en el estudio de las traducciones económicas en relación con la
circulación de las ideas. La primera, en la que suele insistir la historiografía,
es la transmisión de conocimientos del país emisor al país
receptor y que se analiza generalmente comparando el texto traducido con el
original para obtener conclusiones sobre la difusión de unos textos predeterminados
y de unas ideas y teorías ya definidas. A veces el proceso es más
complejo al tratarse de traducciones de traducciones, lo que supone una triple
comparación textual (el original, la traducción intermedia y la
traducción final). Sin embargo la experiencia española reflejada
en este Catálogo muestra que si bien es necesario ese primer tipo de
enfoque, existe un segundo aspecto importante en la relación entre las
traducciones y la circulación de las ideas consistente en que los textos
una vez traducidos entran a formar parte de la literatura económica nacional
en cada país de destino, adquiriendo así una vida propia independiente
de la del original. Ni el contenido de las obras traducidas es siempre idéntico
a las originales, tras los procesos de adaptación y modificación
que sufren, ni las funciones efectivas que van a desarrollar como textos (incidencia
cultural, ideológica, científica o política) coinciden
necesariamente con las previstas por el autor primigenio. Teniendo en cuenta
todos estos argumentos se puede concluir que nos encontramos ante un proceso
dinámico de circulación de textos e ideas económicas que
se difunden territorialmente al mismo tiempo que se transforman interiormente
y cuyo resultado final es tanto una multiplicación de la literatura económico-política
como una ampliación en la disponibilidad de ideas económicas para
los fines de análisis o de reforma político-económica que
se tuvieran planteados. La dinámica de la circulación se convierte
así en un fenómeno no de reproducción simple ni mimética
de unas ideas y textos predeterminados sino en un fenómeno de reproducción
ampliada de los conocimientos económicos, si se me permite utilizar la
terminología de Karl Marx.
5. Antecedentes historiográficos.
El fenómeno
de las traducciones españolas de economía política en el
siglo XVIII ha sido contemplado desde hace más de cuarenta años
en numerosos estudios dedicados a la difusión e influencia en España
de las principales obras económicas o corrientes de pensamiento británicas,
francesas, italianas y germánicas. El presente Catálogo se ha
visto estimulado, enriquecido y en cierto sentido sustentado en todo ese flujo
de investigaciones y publicaciones que aún continúan. Los comentarios
pioneros de Fabián Estapé (1951) sobre la presencia y las copias-plagio
del Essai
de Cantillon abrieron camino a los artículos clásicos de Robert
Sidney Smith (1957, 1967 y 1968), en los que además de estudiar con detalle
el caso de la Wealth
of Nations
en España y en Hispanoamérica, la traducción tardía
del Essai
de Cantillon y la incidencia del pensamiento económico inglés,
estableció un primer inventario de unas veinte traducciones económicas
al castellano. El sugerente artículo de Franco Venturi (1962) sobre los
“Economisti e riformatori spagnoli e italiani del Settecento”, estudiaba
los intensos intercambios de ideas y de libros entre España e Italia,
y naturalmente incluía el análisis de las traducciones en ambas
direcciones (Uztáriz, Campomanes, Foronda, Sempere, por un lado; Galiani,
Beccaria, Genovesi, Filangieri y Carli, por otro), y a través de ese
estudio revisaba la evolución conjunta del pensamiento económico
de ambos países. De forma magistral e inigualada Venturi vino así
a consolidar el renacimiento de los estudios modernos sobre la circulación
internacional de las ideas económicas en España iniciado por Robert
S. Smith.
En 1973 publicó John Reeder una “Bibliografía de
traducciones al castellano y catalán durante el siglo XVIII, de obras
de pensamiento económico”, donde presentaba una información
detallada de cuarenta traducciones publicadas al castellano y una al catalán,
además de cinco adaptaciones y tres manuscritas. Esa meritoria bibliografía
ha sido una referencia constante para lo estudios posteriores y una fuente de
información de gran utilidad para el presente trabajo. Sin embargo, los
criterios de elaboración y selección son en buena parte distintos,
como también lo es el alcance temporal y temático de la recopilación,
por lo que se trata de dos repertorios diferentes. Por otra parte, la valoración
e interpretación que ofreció Reeder (1978 y 2003) sobre el fenómeno
de las traducciones son bien distintas a las que se derivan del presente trabajo.
Como el periodo adoptado en este Catálogo se extiende hasta 1812 nos
ha sido también de utilidad el repertorio de traducciones decimonónicas
publicado por Francisco Cabrillo (1978). Por último, cabe indicar que
los treinta años transcurridos desde aquella primera bibliografía
han permitido recoger las observaciones y resultados de numerosas investigaciones
posteriores.
Un lugar destacado ocupa entre ellas el inmenso trabajo de Ernest Lluch, quien
llegó a crear un estilo de investigación al respecto, desde su
libro inicial sobre el El pensament econòmic
a Catalunya (Lluch 1973), donde ya planteaba los problemas del plagio
y las traducciones en la España del siglo XVIII, hasta sus reflexiones
metodólogicas innovadoras sobre las traducciones y el flujo internacional
del análisis económico en su estudio acerca de la historia nacional
del pensamiento económico (Lluch 1980) o en la nueva formulación
sobre la óptica nacional con la que puede ser contemplada (Lluch-Cardoso
1999). Una amplia serie de investigaciones específicas y documentadas
de Lluch aumentaron considerablemente el conocimiento disponible sobre la existencia
y el carácter de las traducciones al castellano, además de estudiar
otras vías de penetración del pensamiento europeo. Sus estudios
sobre la fisiocracia en España (Lluch 1984, Lluch-Argemí 1985,
1994, 1995), sobre la recepción de Smith, Condorcet y Lavoiser (Lluch
1989a, 1989b), sobre la presencia del cameralismo germánico (1990, 1997
y 1999) y sobre la difusión e influencia de los economistas clásicos
entre 1776 y 1868 (Lluch-Almenar 2000), constituyen un gran avance y un nuevo
momento historiográfico en cuanto al estudio de la recepción española
del pensamiento europeo en el siglo XVIII y en particular en cuanto a la identificación
y análisis de las traducciones.
Otros estudios han venido a ofrecer nuevas informaciones y análisis al
respecto. A efectos del presente Catálogo han sido de especial utilidad
los trabajos sobre la difusión de la literatura agronómica (García
Sanz 1974, Argemí 1989, Fernández 1989), los análisis acerca
de las traducciones de Adam Smith, el caso que mayor atención ha suscitado
(Lasarte 1976, Fuentes Quintana-Perdices 1996, Lluch-Almenar 2000, Schwartz
2000a y 2000b, Perdices 2000, Reeder-Cardoso 2002), sobre la compleja traducción-adaptación
de Raynal (García Regueiro 1979, 1982) y sobre la influencia y las versiones
españolas de Jacques Necker (Astigarraga 2000a, 2000b). Especial relevancia
adquieren las investigaciones recientes de Jesús Astigarraga sobre la
fortuna española de Gaetano Filangieri en particular (Astigarraga 1997,
2002b, 2004) y sobre la difusión del pensamiento económico italiano
en España en general, con referencias específicas a trece traducciones
para el periodo que estamos contemplando, entre las que destacan las de Beccaria,
Belloni, Carli, Donato, Filangieri, Galiani, Genovesi y Muratori (Astigarraga
2001, 2002a). Respecto a la otra parte de la balanza, a las traducciones de
textos económicos españoles a otros lenguas europeas, asunto al
que con la notable excepción de Venturi escasa atención se le
venía prestando, también ha mejorado en los últimos años
nuestro conocimiento, gracias a los estudios sobre la traducción inglesa
de Uztáriz (Fernández Durán 1998), sobre las vicisitudes
y difusión de las versiones francesas de Uztáriz y de Ulloa por
parte de Forbonnais y de Plumard (Guasti 1997, 1998, 2000), acerca de las traducciones
y de la fortuna italiana de Campomanes (Llombart 1992, Guasti 2001, 2003) y
sobre el tan notable como desconocido éxito europeo del Informe
de Ley Agraria de Jovellanos (Llombart 2000).
Además de los datos proporcionados por tales estudios, para la confección
del Catálogo se han consultado como es obligado diversas bibliotecas
y se han utilizado numerosos repertorios y obras de referencia que aparecen
en la bibliografía. Una mención especial debo hacer a la Bibliografía
de autores españoles del Siglo XVIII que en ocho volúmenes
publicó Francisco Aguilar Piñal entre 1981 y 1995. Contiene abundancia
de información acerca de traducciones económicas y de traductores,
no siempre pulida y ordenada, y ha sido desde el principio una consulta constante
y una fuente de múltiples datos recogidos y de pistas a clarificar o
investigar. Sin la Bibliografía
de Aguilar Piñal el presente Catálogo habría tenido otra
dimensión.
6. Criterios de elaboración y presentación del Catálogo
El Catálogo bibliográfico que ahora publicamos se ha elaborado con el propósito de ofrecer un panorama amplio a la vez que conciso del conjunto de las traducciones españolas de economía política realizadas en el siglo XVIII. Se ha optado por incluir tanto las traducciones realizadas al castellano, y las pocas detectadas al catalán, desde otros idiomas europeos como las traducciones de obras económicas españolas a otras lenguas. La inclusión de esas traducciones hacia el exterior se ha considerado relevante no sólo porque no hubiera recibido hasta hoy un tratamiento de conjunto, sino por su propia entidad y significado y con el fin de obtener una especie de balance entre lo que en España se importaba de ideas y conocimientos económicos a través de las traducciones y lo que se exportaba por esa vía. El neto carácter importador de conocimientos económicos propio de la España del siglo XVIII, y que la sigue caracterizando hasta hoy, no impide que se deba identificar y valorar también lo que interesó traducir a otros países europeos de la literatura económica española. Esa distinción entre traducciones al y del castellano estructuran el contenido del Catálogo y del Apéndice.
No es sencillo
establecer una clara línea de demarcación entre lo que es y no
es economía política en el siglo XVIII. Se ha adoptado un criterio
amplio que incluye no sólo las traducciones de obras que se podrían
considerar de economía por su carácter más general o especializado
sino también las relativas a la literatura agronómica y a las
de industria, artes y oficios. Introducidas en apartados separados el conjunto
de traducciones representa mejor las diferentes tipos de literatura económica
que circulaba en la España del siglo XVIII. También hemos introducido
una serie de noticias sobre traducciones manuscritas y traducciones de obras
filosóficas, históricas, jurídicas, políticas y
geográficas relacionadas con las económicas. Tras varias dudas
he decidido no introducir un apartado sobre traducciones en publicaciones periódicas
pues ello requeriría una sistemática investigación adicional
y con un tratamiento singular para que el inventario fuera significativo y objeto
de análisis. Las noticias sobre algunas traducciones filosóficas,
históricas, jurídicas, políticas y geográficas se
han introducido con carácter selectivo para ofrecer información
complementaria a las traducciones económicas y porque dada la dificultad
de delimitación estricta entre lo que es y no es economía política
se podría reconsiderar su ubicación e incluir algunas de ellas
en el apartado de las traducciones económicas.
Como ya
hemos indicado, en el siglo XVIII el concepto de traducción no era idéntico
al que utilizamos hoy, ni tampoco las traducciones se anunciaban siempre como
tales en las portadas de los libros. Todo ello se ha tenido en cuenta a la hora
de elaborar el Catálogo, recogiendo todas las traducciones reconocidas
de que se tenía noticia y todas aquellas que se han podido identificar
directamente como traducción, aunque naturalmente en trabajos de esta
clase es bien difícil o quizá imposible alcanzar la exhaustividad.
Naturalmente se han recogido las traducciones que han introducido modificaciones,
recortes o ampliaciones de los textos originales, y respecto a las adaptaciones
las que pueden considerarse como traducción libre o abreviada pero que
siguen la obra inicial. Aunque la línea de división tampoco puede
trazarse con total exactitud, y hay que analizar la cuestión caso por
caso, se han excluido los textos que sólo son copia o plagio parcial,
comentario, discusión o larga cita (por ejemplo los casos de Danvila-Cantillon
o de Arriquibar-Mirabeau, etc.).
El cuerpo
principal del Catálogo se presenta por orden alfabético de autores
de las obras originales. Esta es la forma usual de los catálogos, permite
comparaciones internacionales y facilita la consulta. Al ser un repertorio bibliográfico
en que el idioma de referencia es el castellano (traducciones al y del) las
entradas bibliográficas reproducen en primer lugar, junto al nombre de
autor, el título de la obra en el idioma traducido y los datos bibliográficos
básicos. Al incorporar con criterios similares las traducciones al y
del catalán no hemos creado un apartado separado debido a su número
reducido. En segundo lugar el título y los datos de la edición
original y, en su caso, de la edición traducida. También se ha
tratado de especificar los datos de la traducción intermedia cuando la
obra no se ha traducido de la versión original sino que es una traducción
de traducción. Por último, se introduce, cuando se tiene información,
una nota adicional para especificar características relevantes del contenido
de la obra traducida, ofrecer datos sobre el traductor cuando no aparece en
el título o sobre la censura, y otras noticias sobre la obra original
o la traducción que puedan tener interés.
El repertorio bibliográfico alfabético va seguido de un Apéndice que trata de proporcionar una serie de elementos para percibir el fenómeno en su conjunto y para tratar de establecer nuevos elementos de análisis y de interpretación. En primer lugar se presentan tres cuadros cronológicos de las ediciones de traducciones al castellano de obras de economía, de agronomía y de industria. Cada cuadro ofrece la información sintética del autor y título abreviado, los años de la traducción final, de la intermedia y de la obra original, los idiomas traducido y original y el nombre del traductor. Con esos datos, que permiten observar la evolución temporal de las traducciones y sus características básicas, se han elaborado una serie de tablas y diagramas que reflejan el desarrollo del número de ediciones traducidas al castellano por décadas y por idioma de origen. Esto permite comparar lo ocurrido con las traducciones de economía con lo que sucedió con el total de las traducciones en la España del siglo XVIII (que también se contabilizan por el número de ediciones) o con la evolución de la literatura económica en España. Así mismo posibilita las comparaciones internacionales. Un tratamiento similar, aunque más limitado, reciben en los dos últimos apartados del Apéndice las traducciones del castellano a otros idiomas.
7. Cuestiones a dilucidar.
Adaptando y ampliando algunos elementos apuntados en los estudios modernos de la Traductología (Hurtado 2001, 100-102, Woodsworth 1998, 100-105) podemos formular las seis preguntas principales que debería contestar un análisis completo de las traducciones de una materia para un periodo de tiempo determinado: ¿Qué se tradujo? ¿Quién tradujo? ¿Cuándo se tradujo? ¿Por qué se tradujo? ¿Cómo se tradujo? ¿Para quién se tradujo? Es evidente que un simple Catálogo no puede contestar a todas ellas, especialmente a las tres últimas que requieren una respuesta individualizada a partir del análisis detenido de cada traducción. Las tres primeras se responden en buena parte directamente en el Catálogo y su Apéndice, aunque quizá convenga sintetizar ahora algunos conclusiones y avanzar algunos elementos de información y reflexión sobre las preguntas planteadas.
8. Qué se tradujo: una primera aproximación.
De acuerdo con la información reunida en el Catálogo entre 1700 y 1812 se tradujeron y publicaron en España 100 títulos de economía, 33 de agronomía y 27 de temas industriales, es decir, un total de 160 títulos. Como algunos títulos se editaron en varias ocasiones, el número de ediciones se elevó a 177 (111 de economía, 36 de agronomía y 30 de industria). Si nos situamos en 1800 el número de títulos traducidos desde principio de siglo es de 138 (84 de economía, 28 de agronomía y 26 de industria) y las ediciones alcanzaron el número de 152 (92, 31 y 29 respectivamente.). En cualquier caso se trata de un volumen elevado de traducciones, bastante mayor del que hasta ahora se venía considerando, que indica el inicio de una nueva época en economía política respecto a los siglos anteriores en que las traducciones habían sido muy escasas y muestra la sintonía de la economía con la efervescencia traductora de otros campos del saber. Evidentemente no todas las traducciones tienen el mismo significado y relevancia, y hay que ser consciente de ello a la hora de la cuantificación.
En una breve visión
panorámica de los cien títulos traducidos de economía convendría
destacar en primer lugar las traducciones de algunas de las obras de mayor relieve
del pensamiento económico europeo del siglo XVIII, como son por ejemplo
los Diálogos
sobre el comercio de trigo
(1775) del abate Galiani, El
comercio y el gobierno
(1778-80) de Condillac, las
Lecciones de comercio
(1785-86) de Genovesi, la Ciencia
de la legislación
(1787-89) de Filangieri, los Discursos
políticos
(1789) de David Hume, las Reflexiones
(1791) de Turgot, el Compendio
de la Riqueza de las naciones
(1792) de Condorcet, las Máximas
generales
(1794) de Quesnay, la Riqueza
de las naciones
(1794) de Adam Smith y el Tratado
de economía política
(1804-7) de Jean-Baptiste Say. Traducidas todas ellas entre 1775 y 1794, excepto
el ya decimonónico Tratado
de Say, debe subrayarse que varias de esas obras fueron reeditadas con algunas
mejoras a partir de 1803 y durante las décadas posteriores como puede verse
en las entradas correspondientes de Catálogo. De esas diez obras, siete
fueron traducidas del francés, dos del italiano y una del inglés,
y el retardo medio con el que aparecieron las traducciones respecto a las ediciones
originales es de catorce años, cifra que indica cierto retraso pero no
una demora excesiva dada las condiciones de la época.
Un conjunto más
amplio de unas 25 traducciones es el formado por las versiones españolas
de textos económicos de apreciable calidad e influencia que sin contener
notables innovaciones o sistematizaciones teóricas constituían importantes
estudios de economía política aplicada. Se trataba de obras representativas
de la literatura económica del setecientos y significativas respecto a
los abundantes debates de la época, y muchas alcanzaron un grado considerable
de influencia intelectual o política. Entre ellas se encuentran el Comercio
de Holanda
de Huet (1717), el Discurso
sobre el gobierno de los granos
de Herbert, que al experimentar tres curiosas traducciones distintas en 1755,
1765 y 1795 constituye el texto económico más traducido al castellano,
la
Disertación sobre el cultivo de los trigos
de Mirabeau (1764), los Elementos
de comercio
(1765) de Véron de Forbonnais, las dos traducciones de las Instituciones
políticas
(1767-1801, 1781) de Bielfeld, las Observaciones
sobre Francia y Gran Bretaña
de Plumard de Dangeul (1771), los Intereses
de comercio
(1772) y la Riqueza
de Inglaterra
(1774) de Accarias de Sérionne, la Legislación
y comercio granos
(1778) y la Memoria
sobre Rentas Provinciales
(1786) de Jacques Necker, las dos traducciones de los Elementos
de policía
(1784, 1791) de von Justi, las Reflexiones
sobre la libertad de comercio de frutos
(1784) de Filangieri, la Disertación
sobre el Comercio
(1788) de Belloni y ya al final del periodo las obras de Herreschwand (1800) y
de Canard (1804). También en este conjunto habría que introducir
las traducciones de Carli, Colbert, Coyer, Davenant, Franklin, Paine, etc.
Y el resto de las
traducciones lo componían una numerosa serie de obras que sin renunciar
en ocasiones a plantear reflexiones económicas de carácter general,
su contenido era predominantemente descriptivo e informativo sobre las actividades
comerciales, industriales y económicas en general de otros países
(especialmente de Gran Bretaña), sobre su geografía y el sistema
colonial, sobre cuestiones hacendísticas, arancelarias o financieras, e
incluso relativas a textos legales de carácter económico, que hemos
considerado oportuno recoger.
En cuanto
a las traducciones agronómicas e industriales es preciso subrayar el extraordinario
e inigualado éxito que experimentó Duhamel de Monceau en España.
En efecto, el aspecto más llamativo del listado de esas traducciones consiste
en las 13 traducciones de que fueron objeto las obras de Duhamel (números
108 a 119 y 145 del Catálogo). Ningún otro autor recibió
tanta atención, las traducciones a menudo fueron obra de los mejores traductores
existentes como Casimiro Gómez Ortega o Miguel J. Suárez, y con
frecuencia las ediciones fueron patrocinadas por Campomanes, colaborador de la
primera traducción, desde el Consejo de Castilla o por la Junta General
de Comercio. Duhamel era el padre de la nueva agricultura en Francia, inicialmente
divulgador del sistema de Jethro Tull pero después constructor de uno propio
centrado en la integración agricultura y ganadería, en nuevos cultivos
y en una serie de medidas de política agraria coincidentes con las que
Campomanes trataba de impulsar. Por todo ello, Duhamel fue con diferencia el autor
económico más traducido en la España del setecientos y sus
obras gozaron de un extraordinario éxito.
9. Algunas ausencias.
La notable cuantía
de traducciones que venimos señalando, no debe ocultar el hecho de que
numerosas obras económicas europeas de relieve dejaron de traducirse
en la España del siglo XVIII. Ello tampoco implica que la falta de traducción
haya que identificarla necesariamente con la falta de conocimiento de las obras
que pudieron circular en su texto original. Pero sí puede sostenerse
que la traducción es un primer indicador de un mayor grado de difusión
e influencia. Por otro lado, existen traducciones intentadas que por la razones
que fuera, y que generalmente no conocemos, no consiguieron ser publicadas por
lo que permanecen, las que han conseguido sobrevivir, en forma manuscrita. En
el Catálogo hemos proporcionado un noticia de las que tenemos conocimiento
y que vienen a completar el listado de las publicadas.
Establecer
ahora una relación más o menos completa de las obras económicas
de relieve no traducidas al castellano sería farragoso y tendría
un interés escaso. Quizá sea mejor ofrecer unos breves indicios
y dejar al arbitrio del propio lector interesado las comprobaciones o contrastes
que considere oportunos. De las obras económicas importantes del siglo
que no se tradujeron pueden destacarse en primer lugar Le
détail de la France
(1695) de Boisguilbert, obra con muchas ediciones francesas pero con pocas foráneas,
la obra de John Law Money
and trade considered
(1705), el Project
d’une Dixme Royale (1707)
del mariscal
Vauban, conocido en España pero no traducido, el Essai
sur la nature du commerce en genéral
(1755) de Cantillon, el manual de Josef von Sonnenfels
Grundsätze der polizei-handlung und finanz
(1765-76) y los Principles
of political economy
(1767) de James Steuart. Respecto a la fisiocracia como hemos indicado se tradujeron
pocas obras y algunas de carácter menor, quedando excluidas por ejemplo
L’ami
des hommes
(1756-60) y la Théorie
de l’impôt
(1760) de Mirabeau, además de las obras más teóricas de
Quesnay como el Tableau
économique
(1758-59), la Philosophie
rurale (1763),
y las de sus seguidores Boudeau, Le Trosne y Dupont de Nemours. Los economistas
italianos tuvieron presencia importante en España, pero quedaron sin
ser vertidas al castellano aportaciones importantes como La
moneta (1750)
de Galiani, las Meditazioni
sulla economia politica
(1771) de Pietro Verri y los escritos económicos de Cesare Beccaria.
Por último, cabe indicar la ausencia de traducciones de diccionarios
económicos, excepto el volumen correspondiente de la
Enciclopedia metódica,
que tanto abundaron en Europa desde el siglo XVII como Le
parfait négoçiant
(1675) de Jacques Savary.
10. Evolución y perfil temporal.
El primer fenómeno
temporal que se observa al contemplar los tres primeros cuadros cronológicos
del Apéndice es la drástica multiplicación de las traducciones
producida en la segunda mitad del siglo respecto a la primera. Parecen momentos
históricos distintos. En economía el número de títulos
traducidos pasó de 3 en los primeros 50 años del siglo a 81 en
los 50 restantes, lo que implica que el número de traducciones se multiplicó
nada menos que por 27. Las traducciones de agronomía y de temas industriales
también aumentaron aunque en menor proporción (de 3 a 25 títulos
y de 2 a 24). Utilizando el criterio del número de ediciones (tabla 1
del Apéndice) en la primera mitad del siglo ese número sería
de 5 en economía, de 3 en agronomía y de 2 en industria, y durante
la segunda de 87, de 28 y de 27 respectivamente.
Con la información
por décadas que proporciona esa misma tabla 1 y con la que nos suministra
de forma directamente visible los gráficos 1 y 2 podemos obtener un perfil
temporal algo más preciso. Respecto a las traducciones de economía
puede comprobarse que su auge se inicia con un tímido despegue entre
1751 y 1760, que se intensifica a partir de 1763-64, manteniéndose relativamente
alto durante esa década y la siguiente (13 y 14 traducciones respectivamente),
y alcanzando el máximo apogeo traductor entre 1781 y 1790 con 36 ediciones
de obras traducidas. En las dos décadas siguientes hasta 1810 el afán
traductor se modera de forma apreciable (unas 19 traducciones por década)
pero representando un nivel superior al de las décadas anteriores a 1780.
¿Por qué
esa eclosión de traducciones de economía en los años 80?
Además de la incidencia de las causas generales del auge traductor que
hemos indicado en el apartado 3, esa notable multiplicación refleja la
intensificación de la demanda de textos traducidos que se produce en
España durante esos años debido a un doble e interrelacionado
proceso. Por un lado, el notable crecimiento de la literatura económica
española, originado también desde 1760 y acelerado a partir de
1780 (Llombart-Cervera, 1999 y Llombart 2000), produjo un efecto complementario
de demandar más traducciones foráneas ante el progresivo convencimiento
de la ineludible necesidad de conocer y divulgar la obras económicas
europeas y apoyar además con ello la política de reformas económicas
en marcha. Por otro lado, este proceso se vio favorecido y en parte impulsado
por la creación de las Reales Sociedades Económicas de Amigos
del País que tras el caso pionero de la Sociedad Bascongada se extendieron
con gran intensidad por toda España a partir de los Discursos
sobre la industria y sobre la educación popular de Campomanes de 1774-1775.
Las Sociedades, que debían transformarse en “escuelas públicas
de la teoría y práctica de la economía política”,
tuvieron un importante papel en la promoción directa de traducciones
(Davenant, Coyer, Genovesi, Melon...) o en el amparo y estímulo para
que sus miembros procedieran a verter obras europeas al castellano. Así,
la mayoría de los traductores de economía eran socios de tales
instituciones y muchos de ellos acometieron la actividad traductora en su seno
(Llombart-Astigarraga, 2000). También la gubernamental Junta General
de Comercio promovió varias traducciones (de economía y de industria,
artes y oficios) a partir de los años setenta y financió muchos
de trabajos, como el de uno de los principales traductores de la época:
Miguel G. Suárez Núñez. El apoyo institucional de Sociedades,
Juntas de Comercio y otras entidades, permitió que la actividad traductora
progresivamente se desarrollara en mejores condiciones que si bien no conducían
a una efectiva profesionalización del traductor sí que mejoraban
su situación. Y esas mejoras iniciadas en la década de los setenta,
manifestaron sus efectos con toda claridad en la década de los ochenta.
Por otra parte, puede comprobarse con facilidad en el cuadro cronológico
que en esa década dorada de las traducciones económicas el autor
que despertó un interés más reiterado fue Jacques Necker
con cuatro versiones castellanas de un conjunto de obras traducidas en el que
también estaban Filangieri, Genovesi, Bielfeld, Justi y David Hume, traducido
este último en 1789. Cabe subrayar que la intensidad traductora se mantuvo
durante los cuatro primeros años de la década de los noventa y
que fue entonces cuando se publicaron traducciones importantes desde el punto
de vista de la historia del pensamiento económico: las Reflexiones
de Turgot (1791), el Compendio
de la riqueza de las naciones
de Condorcet (1792), las Máximas
generales
de Quesnay, y la Riqueza
de las naciones
de Adam Smith (1794). Por lo que un periodo especialmente fértil en traducciones
económicas de gran relieve fue el comprendido entre 1789 y 1794.
El perfil temporal de las traducciones agronómicas e industriales es algo distinto, como puede verse en la tabla 1 y en el gráfico 2. Aunque se produce también un notable incremento en la segunda mitad del siglo (pero menos intenso que en las traducciones de economía), el despegue real del número de traducciones no ocurre hasta la década de los setenta que además es cuando se alcanza para ambos tipos de traducciones la máxima intensidad (9 y 12 ediciones respectivamente). Después viene un relativo descenso y las traducciones de industria, artes y oficios casi desaparecen en la primera década del siglo XIX. Estas conclusiones son naturalmente provisionales pues quizá puedan aparecer en el futuro informaciones bibliográficas adicionales que hagan modificar estos perfiles.
11. Lenguas de procedencia.
La tabla 2 del
Apéndice es ilustrativa de las lenguas de procedencia de las traducciones.
Hemos distinguido entre la lengua o idioma efectivamente traducido y el idioma
en que se publicaron originalmente las obras para tener información cuantitativa
sobre el fenómeno de las traducciones intermedias y sobre el papel mediador
que algunos países, singularmente Francia, desempeñan en la circulación
internacional de las ideas. Como cabía esperar el francés fue
con mucho el principal idioma traducido tanto para las obras de economía
como para las agronómicas y las de industria, artes y oficios. Un 77
por ciento de las ediciones traducidas de economía lo fueron de ese idioma
aunque sólo un 60 por ciento eran obras escritas originalmente en francés.
Esa diferencia está formada por unas 18 ediciones que habían sido
previamente traducidas desde otros idiomas al francés y luego de este
idioma al castellano. Con el inglés ocurre lo contrario, pero con un
volumen de traducción menor: se traducen sólo 9 obras directamente
del inglés mientras que las obras originalmente inglesas traducidas son
23. Y también en el caso del italiano, aunque la diferencia es bastante
menor, posiblemente por la mayor accesibilidad al idioma, pues son 12 las obras
traducidas directamente y 15 el total de traducciones de obras italianas originales.
En cualquier caso son, con notable diferencia, tres las nacionalidades de procedencia
de las traducciones españolas de economía. El alemán, el
portugués u otros idiomas europeos tuvieron una presencia mínima
o ninguna. Respecto a los tres orígenes principales, es evidente el predominio
francés como idioma original (obras francesas) y como idioma traducido,
aunque la presencia no desdeñable de obras inglesas e italianas obliga
a definir ese predominio como relativo y a que sea siempre conveniente señalar
esa triple fuente de las traducciones.
Sin embargo,
la incidencia del inglés y del italiano en las versiones españolas
de la literatura agronómica y de la de industria, artes y oficios es
muy reducida. Aquí el peso y la concentración en la lengua francesa
es mayor, cuya preponderancia se convierte en supremacía en las obras
industriales. Lo cual resulta curioso, pues en unos momentos de notables avances
técnicos en las industrias británicas, se continúan prefiriendo
las traducciones de obras francesas e incluso, aunque a gran distancia, las
italianas. ¿Será cierto, como apunta Carpenter (1977, 10-11), que
las obras francesas sobre tecnología industrial eran más ricas
y más adecuadas para su traducción que las inglesas? ¿Ocurre
algo similar con las obras agronómicas? ¿E incluso con las de economía
política?
La preponderancia
del francés como lengua de procedencia en las traducciones españolas
del siglo XVIII, que se ratifica en este Catálogo para el ámbito
económico en general, suele atribuirse al amplio conocimiento del francés
y al elevado prestigio de la cultura francesa en lo que producía por
sí misma y como centro receptor y difusor de las luces europeas. Y todo
ello puede ser cierto en términos generales, aunque el conocimiento del
francés actúa favorablemente en cuanto a la facilidad de la tarea
traductora pero no necesariamente como demanda de obras traducidas, pero sería
preciso tener bien en cuenta las características propias de la literatura
económica francesa más adaptada a la demanda de los posibles lectores
de varios países europeos que la literatura económica británica.
El caso del debate europeo sobre el libre comercio de granos es un buen ejemplo
de un tema que despertó un agudo interés en el terreno doctrinal
y político y que propició la publicación de unas doce traducciones
españolas del francés, algo que hubiera resultado imposible hacer
desde el inglés por las diferentes características de su literatura
y la escasa adaptación a los debates económicos continentales.
12. Relevancia de las traducciones económicas.
No es fácil
determinar con precisión cuál fue la importancia del fenómeno
traductor en economía en la España del setecientos. Ya hemos indicado
la función primordial de importación y difusión de los
conocimientos económicos que se estaban generando con anticipación
en el resto de Europa, pero el ejercicio efectivo de esta función debe
analizarse caso por caso (número de ejemplares, ediciones, lectores,
citas, debates...) como ocurre con los libros. Pero como criterios complementarios
para valorar la relevancia hemos introducido en el Apéndice las tablas
3 y 4 en las que se presentan la relación por décadas entre el
total de las traducciones económicas y el total de la literatura económica
española publicada y la misma relación entre las traducciones
económicas y el total de traducciones de cualquier materia al castellano.
En ambos casos se trata de una primera aproximación, que requerirá
ajustes y variaciones en el futuro, a partir de una información disponible
que sin duda mejorará a corto o medio plazo. En la tabla 3 se trata de
ofrecer un indicador de qué proporción podían suponer las
traducciones económicas (consideradas en su conjunto) respecto al total
de las publicaciones económicas editadas en España en el periodo
considerado, y si esa proporción había experimentado variaciones
relevantes en el tiempo. Como puede observarse en la segunda columna la literatura
económica evolucionó también al alza, con un notable auge
a partir de 1761 coincidente con el de las traducciones. Así pues la
tabla muestra con toda claridad que las traducciones no suponen en absoluto
un desplazamiento de la literatura económica propia, como considera J.
Reeder (1977, 53), sino que por el contrario crecen juntas. Por otra parte,
el porcentaje medio de las traducciones respecto al total de publicaciones económicas
entre 1701 a 1750 es del 6,8 por ciento y entre 1751 y 1800 del 12 por ciento,
lo que es indicativo de un mayor peso específico de las traducciones
en la segunda mitad del siglo aún contando que en ese tiempo las publicaciones
económicas aumentaron considerablemente. Aunque los números haya
que tomarlos con cierta precaución, a la espera de una mejora en las
bases de datos bibliográficas, el porcentaje que se obtiene del 12 por
ciento para el total del periodo representa una incidencia importante del fenómeno
traductor en economía que en poco tiempo, casi sin precedentes en el
siglo anterior, pasó a ocupar una parte relevante de la literatura económica
española del siglo. Y de confirmarse estos cálculos, tendríamos
en esa proporción un indicador sencillo y efectivo del grado de internacionalización
de los conocimientos económicos en España, cuyo inicio cabría
situar en el siglo XVIII y analizar después qué ocurrió
en los dos siglos posteriores.
La proporción
entre las traducciones económicas y el total de traducciones al castellano
también nos puede proporcionar información de interés sobre
el peso específico de la economía en el amplio conjunto de áreas
(literatura, religión, ciencias...) que promovieron traducciones. En
la tabla 4 puede verse también el notable crecimiento del total de traducciones
al castellano y su comparación con las traducciones económicas.
Según los cálculos estimados, en la primera mitad del siglo, éstas
representaron un 3 por ciento del total de traducciones, mientras que en la
segunda mitad el porcentaje subió hasta el 8, lo cual indica que estamos
ante una proporción bien relevante de las traducciones económicas
- ese 8 por ciento del total - y que esa proporción aumentó de
forma considerable a lo largo del siglo y a mayor velocidad que las de otras
materias más consolidadas. Pero respecto a estas cuestiones también
necesitamos una mejora en las bases de datos.
13. Traducciones desde el castellano a otros idiomas. Lenguas de destino.
Hemos tratado
de completar el Catálogo de traducciones españolas incluyendo
las que en sentido inverso a lo tratado hasta ahora se realizaron desde el castellano
a otros idiomas europeos. Aunque España fue un país netamente
importador de conocimientos económicos en el siglo XVIII, también
existió un flujo exportador de determinadas obras hacia otros países.
Hasta ahora se disponía de noticias aisladas de traducciones, pero nunca
se habían reunido ni tratado en su conjunto. En el segundo apartado del
Catálogo bibliográfico se recogen ordenadas alfabéticamente
las traducciones del castellano a otros idiomas, y en el Apéndice el
cuadro cronológico IV y la tabla 5 sobre los idiomas de destino. Se trata
de 31 referencias bibliográficas sobre diferentes ediciones o traducciones
a distintos idiomas de 18 obras originales que fueron las que, en definitiva,
despertaron interés más allá de los Pirineos (algo también
en Portugal). El proceso traductor comenzó en 1751 con la importante
traducción inglesa de John Kippax de la
Theórica y Práctica de Comercio y de Marina
de Gerónimo de Uztáriz, que se volvió a editar en Dublín
al año siguiente y que se tradujo al francés por Forbonnais en
1753. Se trata de la obra económica española más importante
de la primera mitad del siglo y parecía bien acertado comenzar el proceso
por ella, aunque las motivaciones de Kippax y de Forbonnais eran bien diferentes
(Fernández Durán 1998 y Guasti 1998 y 2000). En línea con
Forbonnais y el grupo de Gournay tradujo al francés Plumard de Dangeul
en 1753 el Restablecimiento
de las fábricas
de Bernardo de Ulloa, un seguidor de Uztáriz, completándose así
la primera hornada de traducciones de obras españolas al inglés
y al francés y que gracias a la labor del grupo de Gournay alcanzaron
(sobre todo Uztáriz) un notable grado de difusión por toda Europa.
La segunda etapa viene protagonizada por Campomanes desde 1767, cuando aparecerían,
además de otros textos, cuatro ediciones italianas del Tratado
de la regalía de amortización,
hasta 1787 en que se publicó la última de las cuatro traducciones
del Discurso
sobre el fomento de la industria popular.
Campomanes fue el autor español más traducido, pero ninguna de
sus obras económicas se vertió a los dos idiomas principales:
el francés o el inglés; por el contrario se tradujo en cierto
sentido a idiomas periféricos: italiano, alemán, portugués
y holandés. A finales de los años ochenta y principios de los
noventa, en tres ocasiones Giovanni Fabronni publicó en italiano algunas
de las Cartas
de Valentín de Foronda sobre la libertad de comercio, los privilegios
exclusivos y las aduanas, lo que es indicativo de la difusión que había
alanzado Foronda entre los economistas toscanos. Junto con Foronda es Jovellanos
quien protagoniza la última etapa de traducciones con las cinco versiones
en lenguas europeas (dos en francés y una en inglés, italiano
y alemán) del Informe
de Ley Agraria
entre 1806 y 1816. El caso de Flórez Estrada, en el límite del
periodo temporal de estudio, pertenece más al ochocientos donde experimentaría
otras traducciones (Cabrillo 1978).
Respecto
a las lenguas de destino de las traducciones de obras españolas puede
contemplarse la tabla 5 que muestra con toda claridad que el idioma principal
receptor fue el italiano; casi la mitad de las ediciones traducidas (14 de 31)
son en ese idioma que además dobla a la siguiente lengua de destino que
con 7 traducciones es el inglés. Si ahora revisamos la tabla 2 y lo dicho
en el apartado undécimo de esta introducción, tenemos que se tradujeron
al castellano 15 obras italianas (aunque sólo 12 directamente de esa
lengua), con lo que se podría hablar de un cierto equilibrio entre los
dos flujos de intercambio que tienen una magnitud apreciable, derivada del fuerte
interés mutuo entre ambos países. Estas conclusiones vienen a
corroborar el análisis pionero de Franco Venturi (1962) sobre los economistas
y reformadores españoles e italianos del Setecientos y sobre el intenso
intercambio de ideas y de libros entre Italia y España en el siglo XVIII.
Por el contrario, el hecho de que sólo hubiera cinco traducciones al
francés muestra el escaso interés, excepto por parte del grupo
de Gournay, de los escritores económicos franceses hacia lo que se escribía
en España en consonancia con la negativa visión tópica
que sostenían muchos intelectuales de aquel país. Así pues,
la balanza de intercambio de textos económicos entre España y
Francia está notablemente desequilibrada (mucho más que en el
caso de Inglaterra), actuando la primera como exportadora neta y la segunda
como importadora. Es cierto que no se podría esperar un signo distinto
del saldo de la balanza, pero quizá pudiera haber existido mayor flujo
de intercambio y mayor circulación de ideas económicas. El resto
de las traducciones a idiomas de destino - alemán, portugués y
holandés - son por su número de menor importancia y no llegan
a formar un flujo mantenido de intercambio, pues tampoco en dirección
contraria las traducciones al castellano desde esos idiomas tienen suficiente
entidad. Ni el alemán ni el portugués - a pesar de su proximidad
- fueron para España idiomas de diálogo en economía política.
14. Traducir para censurar o censurar para traducir.
No quisiera terminar
sin volver a la cuestión de la censura y la traducciones económicas
apuntada en el segundo apartado de esta introducción. Algunos autores
actuales siguen considerando la censura previa gubernativa y el control ex
post inquisitorial
de las publicaciones como unas de las causas principales que provocaron la decadencia
cultural y el estancamiento intelectual de España en el siglo XVIII (y
en los siglos anteriores). En realidad este planteamiento parte de la vieja
leyenda sobre el papel terrorífico y dominante del Santo Oficio que condujo
a una desproporcionada visión anti-española (Domergue 1996 y 2003).
Es cierto además que en toda Europa continental existían y seguirían
existiendo diferentes formas de censura que convendría algún día
analizar sistemáticamente y de forma comparada entre países. Naturalmente
las traducciones de economía (y las demás) se veían afectadas
y limitadas por las añejas instituciones censoras y restrictivas, como
ocurría también con el resto de publicaciones, pero no hasta el
grado de impedir o desnaturalizar el fuerte auge en la circulación de
textos económico-políticos y la penetración de ideas ilustradas.
En relación con todo ello, resulta necesario reconsiderar la interpretación
que con cierto predicamento propuso y sigue proponiendo John Reeder (1978 y
2003) sobre una supuesta función censora de la traducciones económicas
españolas del siglo XVIII. Considera Reeder que en principio esas traducciones
tienen una doble función: poner un texto al alcance de quienes no podían
leer el idioma original y permitir la censura de aquellas observaciones impías,
heréticas o perjudiciales al sistema político español que
habrían provocado la prohibición de la obra original. Y como la
mayor parte de los lectores españoles de economía podían
leer en francés y desenvolverse bien en italiano, concluye que era la
segunda de las funciones, la función censora, la principal que venían
a desempeñar las traducciones españolas de economía. En
definitiva, podemos sintetizar el razonamiento de Reeder afirmando que se trataba
esencialmente de traducir
para censurar.
Por el contrario, considero que la interpretación más ajustada
a los hechos y a las circunstancias es bien diferente, casi la contraria. Podemos
resumirla para los casos en que se plantea el problema con la fórmula
de censurar
para traducir
(es decir: censurar para poder traducir) acompañada con la de traducir
para difundir.
En primer lugar, una traducción de economía en el siglo XVIII
no sólo va dirigida a los lectores que no dominan el idioma original
sino que amplía potencialmente el número de receptores de la obra
inicial, incluyendo a aquellos que conociendo la lengua de partida prefieren
leer la obra con mayor facilidad en castellano; también la traducción
abarata el precio del libro en el país de destino por lo que puede tener
más lectores que el original, difunde el conocimiento de la existencia
del libro y facilita notablemente su disponibilidad. Además muchas traducciones
contenían en mayor o menor medida adaptaciones a la realidad española
bien aceptadas por los lectores de destino que aún conociendo la lengua
original se inclinaban más por estas versiones adaptadas. Considerar
que la función principal de una traducción de economía
es censurar la obra original es al menos equívoco, invierte los términos
de la cuestión y en todo caso resulta poco ajustado a la labor tan ingrata
que a menudo desempeñaban los traductores. Muchas obras de economía
se tradujeron sin problemas de censura ni dificultades con las autoridades,
que en ocasiones las promovieron, por lo que en estos casos no podría
ser operativa la función principal de traducir
para censurar
subrayada por Reeder. Y en aquellas en las que sí hubo dificultades,
por ejemplo la
Ciencia de la Legislación
de Gaetano Filangieri o la Riqueza
de las naciones
de Adam Smtih por citar dos casos, la tarea de Jaime Rubio o de José
Alonso Ortiz -traductores de las dos obras- era especialmente delicada pues
no sólo tenían que traducir el texto sino que, como agentes promotores
de la publicación que con frecuencia eran los traductores, tenían
que convencer a los censores para que no prohibieran la edición. Jaime
Rubio en 1787-1789 y José Alonso Ortiz en 1794 expurgaron determinados
pasajes críticos principalmente para conseguir que la traducción
fuera publicable en España. Se trataba de censurar
para traducir,
para hacer posible la publicación de la traducción en unas condiciones
de falta de libertad de expresión. No siempre lo consiguieron del todo,
pues por ejemplo la Ciencia
de Filangieri fue prohibida por la Inquisición en 1790 cuando se habían
publicado ya cinco tomos de la traducción. En esas condiciones restrictivas,
se puede considerar que el traductor adopta el papel de autor de la obra en
el país de destino -obra de la que es responsable ante los órganos
censores- y practica lo que no tienen más remedio que hacer los autores
bajo un régimen sin libertad de expresión: la autocensura. El
traductor, como hacen los autores, autocensura la obra escrita originalmente
en otras condiciones políticas e institucionales para hacer viable su
publicación en unas condiciones distintas como las españolas.
Un autor se autocensura para poder publicar un texto propio y por los motivos
personales que pueda tener, pero sería absurdo pensar que publica para
censurar; de la misma forma un traductor censura un texto original de otro para
poder publicar la traducción y por los motivos que pudiera tener, pero
también carecería de sentido considerar que traduce para censurar.
A veces no sólo traduce, va más allá y adapta la obra con
las modificaciones que ello comporta y elimina partes que no considera pertinentes.
Pudieron existir otros motivos en las variaciones y recortes introducidas en
los textos por el traductor, tantos que proponer una tipología supondría
entrar ahora en una nueva digresión, aunque no parece en absoluto lógico
ni adecuado considerar que se traducía para censurar o que la función
principal de la traducción de textos económicos (o de cualquier
otro tipo de textos) fuera practicar la censura. La censura no era ni una función
ni una finalidad de las traducciones: simplemente se trataba en esencia de un
requerimiento forzoso, de una exigencia impuesta por la falta de libertad.
Para terminar,
es preciso insistir en que la finalidad principal de las traducciones españolas
de economía radica en la recepción de los conocimientos económicos
de otros países que se consideraba necesario difundir entre los lectores
españoles bien con fidelidad a su expresión original o bien tras
diversos procesos de adaptación y modificación de las ideas iniciales.
Esa recepción formaba parte del fenómeno europeo de circulación
internacional de las ideas económicas que se intensificó en buena
parte de los países a partir de mitad del siglo, y que consistió
en un complejo proceso dinámico de difusión geográfica
de ideas y de transformación de textos, cuyo resultado final -aunque
bien difícil de determinar con exactitud- pudo ser tanto la multiplicación
de la literatura económico-política como la elevación en
el nivel de análisis económico y en la capacidad reformadora de
la política económica de los gobiernos. Las traducciones españolas
de economía política surgidas con notable ímpetu a lo largo
de siglo XVIII se insertan plenamente en ese fenómeno europeo que, a
su vez, les confiere su significado más genuino. Esa es la perspectiva
que hemos intentado adoptar y las que nos parece más fructífera
para la integración de los estudios nacionales de las traducciones económico-políticas.
Nota: Traducción del árabe. Contiene: dedicatoria, censura del conde de Campomanes, discurso preliminar del traductor, catálogo alfabético, prólogo, texto e índice.
135. Arte de cultivar las moreras, el de criar los gusanos de seda y curar sus enfermedades, y el de la hilaza de la seda en organzín y preparación del hilado. Traducido de orden de la Junta General de Comercio, Moneda y Minas, por Don Miguel Gerónimo Suarez Núñez, Madrid, Pedro Marín, 1776, XXXII + 413 pp. + 6 láminas plegadas.
Nota: Traducción del francés.
162. Secretos de artes liberales y mecánicas: recopilados y traducidos de varios...autores, que tratan de física, pintura, arquitectura... Su autor... Bernardo Monton, Madrid, Joseph Doblado, 1792, 229 pp.
163. Beccaria, Cesare (marqués de): Tratado de los delitos y las penas; traducido del italiano por D. Juan Antonio de las Casas, Madrid, Joachín Ibarra, 1774, 4 + XXVI + 255 + 3 + 184 pp.
192. Saverien, Alexandre: Historia de los progresos del entendimiento humano en las Ciencias exactas y en las artes que dependen de ellas...Compuesta en frances por Monsieur Saverien; y traducida al castellano por Don Manuel Rubin de Celis, Madrid, en la Imprenta de D. Antonio de Sancha, a costa de la Real Compañia de Impresores y Libreros del Reyno, 1775, XXIV + 486 + 18 pp.
1. Davenant, Charles: Manuscritos de varias obras de Charles Davenant traducidas al español en los años 1741-1742 por SPSTD. En Archivo de la Universidad de Londres (Library - Senate House: GB 0096 MS 110).
Nota: Traducción de los cinco primeros capítulos de la Riqueza de las naciones, promovida por Campomanes y efectuada por Juan Geddes (hacia 1778).
Original: Noticias americanas: entretenimientos phisico-históricos sobre la América Meridional y la Septentrional Oriental, comparación general de los territorios, climas y producciones de las tres especies vegetales, animales y minerales..., Madrid, Francisco Manuel de Mena, 1772.
[*] Quisiera agradecer los comentarios, observaciones y ayudas que en diferentes momentos de elaboración de esta catálogo he recibido de Salvador Almenar, Jesús Astigarraga y Pablo Cervera. También John Reeder me proporcionó varias observaciones bibliográficas en el transcurso de las últimas Jornadas Ibéricas de Historia del Pensamiento Económico, celebradas en diciembre de 2003 en la Universidad de Granada y donde presenté una versión preliminar y de alcance más reducido de este Catálogo.
Autor y obra traducida |
Año traduc. |
Trad. intermedia |
Año original |
Idioma traducido |
Idioma original |
Traductor |
|---|---|---|---|---|---|---|
Huet: Comercio de Holanda |
1717 |
|
1712 |
Francés |
Francés |
Goyeneche, Francisco J. |
Dubos: Intereses de Inglaterra |
1728 |
|
1703 |
Francés |
Francés |
Urtassun, Juan de |
Consulado del Mar |
1732 |
|
1484 |
Catalán |
Catalán |
Cayetano Palleja |
Dubos: Intereses de Inglaterra. 2 |
1741 |
|
1703 |
Francés |
Francés |
Urtassun, Juan de |
Huet: Comercio de Holanda-2 |
1746 |
|
1712 |
Francés |
Francés |
Goyeneche, Francisco J. |
Gee: Comercio y navegación Gran Bretaña |
1753 |
1749 |
1729 |
Francés |
Inglés |
Noboa y Lisasueta, Benito J. |
Targa: Contratos marítimos |
1753 |
|
1692 |
Italiano |
Italiano |
Girón, Juan Manuel |
Economía, o regla de la vida humana |
1755 |
1751 |
|
Francés |
|
Junco y Pimentel, Manuel de |
Hérbert, Plumard: Discursos Govierno granos |
1755 |
1754 |
1753, 1749 |
Francés |
Francés, Inglés |
Quintana, Francisco de la |
Barreme: Llibre de comptes fets |
1757 |
|
1671 |
Francés a catalán |
Francés |
|
Green: Historia de los viajes |
1763-91 |
1746-89 |
|
Francés |
Inglés |
Terracina, Miguel |
Thomas: Elogio de Sully |
1763 |
|
1763 |
Francés |
Francés |
|
Mirabeau: Disertación cultivo trigos |
1764 |
|
1760 |
Francés |
Francés |
Trigueros, Serafino |
Forbonnais: Elementos de Comercio |
1765 |
|
1754 |
Francés |
Francés |
Lemaur, Carlos |
Hérbert: Discurso gobierno de granos |
1765 |
|
1753 |
Francés |
Francés |
López, José |
Memorias del Comercio de los Españoles |
[1766?] |
|
|
Francés |
Francés |
De la Torre Mollinedo, D. |
Bielfeld: Instituciones políticas |
1767-1801 |
|
1760 |
Francés |
Francés |
De la Torre Mollinedo, D. |
Chamberlayn: Noticia Gran Bretaña |
1767 |
|
1710 |
Inglés |
Inglés |
Ribera, Nicolás de |
Butel: Colonias Inglesas |
1768 |
|
1755 |
Francés |
Francés |
|
Viaje comandante Byron |
1769 |
|
|
Inglés |
Inglés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Viaje comandante Byron-2 |
1769 |
|
|
Inglés |
Inglés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Barreme: Libro de cuentas |
[1770?] |
|
1671 |
Francés |
Francés |
|
Grenville: Pintura de Inglaterra |
1770 |
1769 |
1768 |
Francés |
Inglés |
Marcoleta, Domingo de |
Grenville: Pintura de Inglaterra-2 |
1771 |
1769 |
1768 |
Francés |
Inglés |
Marcoleta, Domingo de |
Plumard- Tucker: Ventajas Francia G. Bretaña |
1771 |
1754 |
1749 |
Francés |
Inglés |
Marcoleta, Domingo de |
Accarias: Intereses de comercio |
1772 |
|
1766 |
Francés |
Francés |
Marcoleta, Domingo de |
Goudard: Intereses de Francia |
1772 |
|
1756 |
Francés |
Francés |
Marcoleta, Domingo de |
Ussieux: Compendio India Oriental |
1773 |
|
|
Francés |
Francés |
Ramírez y Góngora, M.A. |
Accarias: Riqueza de Ingleterra |
1774 |
|
1771 |
Francés |
Francés |
Marcoleta, Domingo de |
Marcandier: Tratado del cáñamo |
1774 |
|
1758 |
Francés |
Francés |
Rubín de Celis, Manuel |
Patullo: Discurso mejoramiento terrenos |
1774 |
|
1758 |
Francés |
Francés |
Dabout, Pedro |
Economía de la vida humana |
[1775h] |
1751 |
|
Francés |
|
Mendez del Yermo, Joseph |
Galiani: Diálogos comercio trigo |
1775 |
|
1770 |
Francés |
Francés |
[De las Casas, Juan Antonio] |
Montesquieu: Reflexiones sobre romanos |
1776 |
|
1771? |
Francés |
Francés |
Zervatán Carrasco, Manuel de |
Condillac: Comercio y gobierno |
1778-80 |
|
1776 |
Francés |
Francés |
[Suárez Núñez, M. J.] |
Noticia colonias inglesas |
1778 |
|
|
|
Inglés |
Alvarez, Francisco |
Davenant: Aritmética Política |
1779 |
1753 |
1698 |
Francés |
Inglés |
|
Armstrong: Historia Menorca |
1781 |
|
|
Inglés |
Inglés |
Lasierra y Navarro, J. A. |
Bielfeld: Instituciones políticas Port. y Esp |
1781 |
|
1760 |
Francés |
Francés |
Foronda, Valentín de |
Coyer: Nobleza comerciante |
1781 |
|
1756 |
Francés |
Francés |
Spinosa y Cantabrana, J. M. de |
Grenville: Pintura de Inglaterra-3 |
1781 |
1769 |
1768 |
Francés |
Inglés |
Marcoleta, Domingo de |
M.N.: Demostración Rentas Inglaterra |
1781 |
|
|
Francés |
Inglés |
Marcoleta, Domingo de |
Necker: Cuenta dada al Rey |
1781 |
|
1781 |
Francés |
Francés |
|
Vives: Socorro de los Pobres |
1781 |
|
1526 |
Latín |
Latín |
Gonzalo Nieto, Juan de |
Necker: Legislación y comercio granos |
1783 |
|
1775 |
Francés |
Francés |
[Suárez Núñez, M. J.] |
Filangieri: Reflexiones comercio frutos |
1784 |
|
1780-83 |
Italiano |
Italiano |
[Villava, Vitorián de] |
Griselini: Discurso instruir labradores |
1784 |
|
1777 |
Italiano |
Italiano |
Amar y Borbón, Josefa |
Justi: Elementos generales de Policía |
1784 |
1769 |
1756 |
Francés |
Alemán |
Puig y Gelabart, Antonio F. |
Raynal: Historia establecim. ultramarinos |
1784-90 |
|
1770 |
Francés |
Francés |
Malo de Luque, E. |
Addison: Reflexiones ventajas Comercio |
1785 |
|
1758 |
Inglés |
Inglés |
Cladera, Cristóbal |
Caraccioli: Verdaderos intereses patria |
1785 |
|
1764 |
Francés |
Francés |
Nipho, Francisco Mariano |
Genovesi: Lecciones de Comercio |
1785-86 |
|
1765 |
Italiano |
Italiano |
Villava, Vitorián de |
Griselini: Discurso instruir labradores-2 |
1785 |
|
1777 |
Italiano |
Italiano |
Amar y Borbón, Josefa |
La Forest: Aumento del Comercio |
1785 |
|
1769 |
Francés |
Francés |
Uría y Nafarrondo, José M. |
Jenofonte: Economía |
1786 |
|
|
Griego |
Griego |
Ruiz Bamba, Ambrosio |
Melon: Espíritu del señor Melon |
1786 |
|
1734 |
Francés |
Francés |
Catalán, D y Berdejo, M. |
Necker: Memoria Rentas Provinciales |
1786 |
|
1781 |
Francés |
Francés |
De la Torre Mollinedo, D. |
Necker: De l'administración des finances |
1786 |
|
1784 |
Francés |
Francés |
Malo de Luque, E. |
Dupont de N.: Socorros a enfermos pobres |
1787 |
|
1786 |
Francés |
Francés |
Alcalá Galiano, Vicente |
Filangieri: Ciencia de la Legislación |
1787-89 |
|
1780-83 |
Italiano |
Italiano |
Rubio, Jaime |
Montesquieu: Observaciones Espíritu Leyes |
1787 |
|
1749? |
Francés |
Francés |
Garriga, José |
Pluquet: Carta sobre el luxo |
1787 |
|
1786? |
Francés |
Francés |
D.T.T.G. |
Belloni: Disertación sobre Comercio |
1788 |
1755 |
1750 |
Francés |
Italiano |
Lucas Labrada, José |
Calonne: Discurso ministro Hacienda |
1788h |
|
1787 |
Francés |
Francés |
D. S. R. T. |
Carli, y Casaux: Carta y Discurso |
1788 |
|
1751, 1770, 1785 |
Italiano, Francés |
Italiano, Francés |
Villaba, Vitorián de |
Dupont de N.: Socorros a enfermos pobres-2 |
1788 |
|
1786 |
Francés |
Francés |
Alcalá Galiano, Vicente |
Pothier: Contrato de cambio |
1788 |
|
|
Francés |
Francés |
|
Colección Aranceles Francia |
1789 |
|
|
Francés |
Francés |
Alcalá Galiano, V. Gallard,D.M. |
Donato: Hombre de Estado |
1789-91 |
1757 |
1753 |
Francés |
Italiano |
Arbuxech y Escoto, Pascual |
Hume. Discursos políticos |
1789 |
1754 |
1752 |
Francés |
Inglés |
|
Marien: Derechos y usos del comercio |
1789 |
|
|
Francés |
Francés |
Badín, Luis Miguel |
Caraccioli: Verdaderos intereses patria-2 |
1790 |
|
1764 |
Francés |
Francés |
Nipho, Francisco Mariano |
Muratori: La pública felicidad |
1790 |
|
1749 |
Italiano |
Italiano |
Arbuxech y Escoto, Pascual |
Justi: Elementos de Policía general |
1791 |
1769 |
1756 |
Francés |
Alemán |
[Suárez Núñez, M. J.] |
Turgot: Reflexiones sobre las riquezas |
1791 |
|
1770 |
Francés |
Francés |
[Suárez Núñez, M. J.] |
Consulado del Mar |
1791 |
|
1484 |
Catalán |
Catalán |
Antonio de Capmany |
Colección Aranceles Gran Bretaña |
1792 |
|
|
Francés |
Francés |
Virio, Juan Bautista |
Condorcet: Compendio Riqueza Naciones |
1792 |
|
1790 |
Francés |
Francés |
Martínez de Irujo, Carlos |
Filangieri: Reflexiones economico-políticas |
1792 |
|
1780-83 |
Italiano |
Italiano |
Del Rey, Francisco de Paula |
Huet: Comercio y navegación de los antiguos |
1793 |
|
1716 |
Francés |
Francés |
Regidor, Plácido |
Lampredi: Comercio pueblos neutrales |
1793 |
|
1788 |
Italiano |
Italiano |
Nava Palacio, Cesáreo |
Le Roy: Memorias edificación hospitales |
1793 |
|
1788 |
Francés |
Francés |
Foronda, Valentín de |
Moloy: Derecho marítimo y naval |
1793 |
|
|
|
Inglés |
Nava Palacio, Cesáreo |
Enciclopedia metódica: Fábricas, artes... |
1794 |
|
1785 |
Francés |
Francés |
Carbonell, Antonio |
Quesnay: Máximas generales |
1794 |
|
1758 |
Francés |
Francés |
Belgrano, Manuel |
Smith: Riqueza naciones |
1794 |
|
1776 |
Inglés |
Inglés |
Ortiz, José Alonso |
Hérbert: Ensayo policía granos |
1795 |
|
1753 |
Francés |
Francés |
Anzano, Tomás |
C., conde de y Margrave de B.: Econ-Política |
1796 |
|
1772, 1775 |
Francés |
Francés |
Belgrano, Manuel |
Chinki; historia cochinchinesa |
1796 |
|
1768 |
Francés |
Francés |
Genet Viance y Trevi, T. |
Paine: Decadencia Hacienda Inglaterra |
1797 |
1796 |
1796 |
Francés |
Inglés |
"Amante de su nación" |
Herrenschwand: Principios Economía política |
1800 |
|
1786 |
Francés |
Francés |
Smith, Juan |
Rumford: Ensayos políticos, económicos |
1800-01 |
1799 |
1798-99 |
Francés |
Inglés |
Agüero y Neira, Domingo |
Colbert: Proyecto Comercio |
1801 |
|
|
Francés |
Francés |
Silva y Ayanz, Alejandro de |
Bielfeld: Erudiccón Universal |
1802-05 |
|
1768 |
Francés |
Francés |
Arbuxech y Escoto, Pascual |
Arancel Gran Bretaña |
1803 |
|
1802 |
Inglés |
Inglés |
Llaguno, Antonio |
Condorcet: Compendio Riqueza Naciones-2 |
1803 |
|
1790 |
Francés |
Francés |
Martínez de Irujo, Carlos |
Canard: Principios Econ. Política |
1804 |
|
1801 |
Francés |
Francés |
Escolar y Serrano, Francisco |
Genovesi: Lecciones de Comercio-2 |
1804 |
|
1765 |
Italiano |
Italiano |
Villava, Vitorián de |
Say: Tratado de Economía Política |
1804-07 |
|
1803 |
Francés |
Francés |
Gutiérrez, M.M.,Rodríguez,M.A |
Magnien: Arancel de Francia |
1805 |
|
1800 |
Francés |
Francés |
Secretaría Balanza Comercio |
Scrofani, Ensayo comercio |
1805 |
1801 |
1792 |
Francés |
Italiano |
|
Smith: Riqueza naciones-2 |
1805-06 |
|
1776 |
Inglés |
Inglés |
Ortiz, José Alonso |
Taylor: Cartas políticas, comerciales |
1805 |
|
|
Francés |
Francés |
Martínez Godoy, Ángel |
Garnier: Doctrina de Adam Smith |
1806 |
|
1802 |
Francés |
Francés |
N. N. |
Estadística o descripción de Rusia |
1807 |
|
|
Francés |
Francés |
Luque, Eugenio de |
Garnier: Doctrina de Adam Smith-2 |
1807 |
|
1802 |
Francés |
Francés |
N. N. |
Causas crisis Banco Francia |
1808 |
|
|
Francés |
Francés |
M. G. P. |
Código Comercio Francia |
1808 |
|
|
Francés |
Francés |
|
Franklin: Camino de la Fortuna |
1810 |
|
1758 |
Inglés |
Inglés |
Mordella y Spotorno, Antonio |
Manual de acreedores Estado |
1810 |
|
|
Italiano |
Italiano |
|
Rousseau: Contrato social |
1810 |
|
1762 |
Francés |
Francés |
Moreno, Manuel |
Rousseau: Contrato social |
1812 |
|
1762 |
Francés |
Francés |
|
AUTOR Y OBRA TRADUCIDA |
Año traduc. |
Año original |
Idioma traducido |
Idioma original |
Traductor |
|---|---|---|---|---|---|
Agustín: Secretos de Agricultura |
1703 |
1617 |
Catalán |
Catalán |
|
Liger: Economía de la casa de campo |
1720 |
1700 |
Francés |
Francés |
Torre y Ocón. Francisco de la |
Lorrein: Curiosidades de la Naturaleza |
1735 |
1715 |
Francés |
Francés |
Orguiri, José |
Duhamel: Tratado cultivo tierras |
1751 |
1750 |
Francés |
Francés |
Aoiz, Miguel José |
Zacaría: Tratado Agricultura (XVII y XIX) |
1751 |
|
Árabe |
Arabe |
Casiri, M y Campomanes, P. R. |
Duhamel: Memorias granza o rubia |
1763 |
|
Francés |
Francés |
|
Recopilació Roja o Granza |
1766 |
|
Castellano |
Francés |
Canals y Martí, J. P. |
Suplemento Rubia o Granza |
1766 |
|
Francés |
Francés |
Canals y Martí, J. P. |
Lorrein: Curiosidades de la Naturaleza-2 |
1770 |
1715 |
Francés |
Francés |
Orguiri, José |
Duhamel: Disertación métodos botánicos |
1772 |
|
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Physica de los árboles |
1772 |
|
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Tratado de árboles |
1773 |
1760 |
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Tratado sobre baldíos |
1773 |
|
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Tratado montes y bosques |
1773-74 |
1767 |
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Gyllemborg: Elementos Agricultura |
1775 |
|
Inglés |
Inglés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Arte de Cerero |
1777 |
|
Francés |
Francés |
Súarez Núñez, M. J. |
Monia: Tesoro escondido en las viñas |
1777 |
|
Italiano |
Italiano |
Lafarga, José Antonio |
Colección Rubia o Granza |
1779 |
|
Francés |
Francés |
Canals y Martí, J. P. |
Soc. Geórgica Montecchio: Aceyte orujo |
1782 |
|
Italiano |
Italiano |
Vitoria, Antonio |
Vaniére: Predio rústico |
1784 |
1730 |
Latín |
Latín |
Calvo y Cavero, Francisco |
Vaniére: Casa de Campo |
1785 |
1730 |
Latín |
Latín |
Diez González, Santos |
Béguillet: Tratado de los granos |
1786 |
1778 |
Francés |
Francés |
Marescalchi, Felipe |
Lorrein: Curiosidades de la Naturaleza-3 |
1786 |
1715 |
Francés |
Francés |
Orguiri, José |
Seiferth: Cultivo del lino |
1788 |
1780 |
Alemán |
Alemán |
Asso y del Río, Ignacio Jordán |
Gyllemborg: Elementos Agricultura-2 |
1794 |
|
Inglés |
Inglés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Carballo: Elementos de agricultura |
1795 |
|
Portugués |
Portugués |
Calderón de la Barca, J. M. |
Rozier: Curso Agricultura |
1797-1803 |
1781-96 |
Francés |
Francés |
Älvarez Guerra, Juan |
Daubenton: Instucción pastores |
1798 |
1790 |
Francés |
Francés |
González, Francisco |
Duhamel: El jardinero instruido |
1798 |
1762 |
Francés |
Francés |
Sampil, José Antonio |
Kirwan: De los abonos |
1798 |
|
Inglés |
Inglés |
G. A. |
Swammerdam: Nuevo plan de colmenas |
1798 |
|
|
Francés, Italiano |
Sampil, José Antonio |
Zacaría: Libro de Agricultura |
1802 |
|
Árabe |
Arabe |
Banquieri, José Antonio |
Chaptal-Cadet de Vaux: Arte del vino |
1803 |
1800 |
Francés |
Francés |
Sánchez Salvador y Verrio |
Duhamel: Elementos de Agricultura |
1805 |
|
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Duhamel: Análisis Elementos Agric. |
1805 |
1762 |
Francés |
Francés |
Älvarez Guerra, Juan |
Duhamel: Compendio del Tratado |
1805 |
1760 |
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Columela: Cultivo huertos |
|
|
Latín |
Latín |
Torosvidez, Andrés |
AUTOR Y OBRA TRADUCIDA |
Año traduc. |
Año original |
Idioma traducido |
Idioma original |
Traductor |
|---|---|---|---|---|---|
Bonanni: Tratado de barnices |
1735 |
1720 |
Francés |
Italiano |
Orllana, Francisco Vicente |
Memorias Ciencias y Artes |
1742 |
1701 |
Francés |
Francés |
Torre, José de la |
Hellot: Tintura de lanas |
1752 |
|
Francés |
Francés |
Novoa y Lisasueta, B.J. De |
Bonanni: Tratado de barnices-2 |
1755 |
1720 |
Francés |
Italiano |
Orellana, Francisco V. |
Martinelli: Tratado de los reloxes |
1770 |
|
Francés |
Italiano |
Pérez Pastor, Francisco |
Delormois: Arte de hacer Indianas |
1771 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Macquer: Arte tintura sedas |
1771 |
1763 |
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Nollet: Arte del sobrerero |
1771 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Academia CC París: Colec. Máquinas |
1773 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Horne y Réaumur: Hierro y Acero |
1775 |
1773 |
Inglés, Francés |
Inglés, Francés |
Smith, Antonio |
Academia CC París: Artes y oficios |
1776 |
1763 |
Francés |
Francés |
Dabout, Pedro |
Arte cultivar moreras |
1776 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Espie: Modo de hacer incombustibles |
1776 |
|
Francés |
Francés |
Sotomayor Cisneros, J. de |
Lande: Arte hacer papel |
1778 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Arte teñir las lanas |
1779 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Gallon y Duhamel: Cobre en latón |
1779 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Home: Ensayo blanqueo lienzos |
1779 |
1756 |
Francés |
Inglés |
Suárez Núñez, M. J. |
Gallon y Duhamel: Cobre en latón-2 |
1781 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Academia CC París: Colec. Máquinas-2 |
1783-84 |
|
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Máquina elevar agua |
1783 |
1782 |
Francés |
Francés |
Suárez Núñez, M. J. |
Sage: Arte ensayar oro y plata |
1785 |
|
Francés |
Francés |
Gómez Ortega, Casimiro |
Mauduyt: Memoria electricidad |
1786 |
1784 |
Francés |
Francés |
Alcalá Galiano, Vicente |
Memoria Arte de hilar |
1787 |
|
Francés |
Francés |
Serralde, Miguel |
Berthollet: Memoria blanqueo lino |
1790 |
|
Francés |
Francés |
Gutiérrez Bueno, P. |
Secretos artes liberales |
1792 |
|
|
Varios |
Monton, Bernardo |
Lavoisier: Arte fabricar salino |
1795 |
|
Francés |
Francés |
Munárriz, Juan M. |
Berthollet: Arte de teñir |
1795 |
|
Francés |
Francés |
García Fernández, D. |
Berthollet: Arte del blanqueo |
1796 |
|
Francés |
Francés |
[García Fernández, D.] |
Chaptal: Memoria algodón hilado |
1800 |
1799 |
Francés |
Francés |
Pla, Francesc |
Diálogos Artes Diseño |
1804 |
|
Italiano |
Italiano |
Ortiz y Sanz, Joseph |
Garfault: Arte de Barbero |
|
|
Francés |
Francés |
García Santos y Noriega, M |
Década |
Economía |
Agronomía |
Industria |
Total traducciones |
|---|---|---|---|---|
1701-10 |
0 |
1 |
0 |
1 |
1711-20 |
1 |
1 |
0 |
2 |
1721-30 |
1 |
0 |
0 |
1 |
1731-40 |
1 |
1 |
1 |
3 |
1741-50 |
2 |
0 |
1 |
3 |
1751-60 |
5 |
2 |
2 |
9 |
1761-70 |
13 |
4 |
1 |
18 |
1771-80 |
14 |
9 |
12 |
35 |
1781-90 |
36 |
6 |
7 |
49 |
1791-1800 |
19 |
7 |
5 |
31 |
1801-10 |
19 |
5 |
1 |
25 |
1701-1810 |
111 |
36 |
30 |
177 |


1. Obras de Economía |
||
|---|---|---|
|
Idioma traducido |
Idioma original |
Francés |
86 |
68 |
Inglés |
9 |
23 |
Italiano |
12 |
15 |
Alemán |
0 |
2 |
Catalán |
2 |
2 |
Latín |
1 |
1 |
Griego |
1 |
1 |
2. Literatura agronómica |
||
|
Idioma traducido |
Idioma original |
Francés |
22 |
24 |
Inglés |
3 |
3 |
Italiano |
2 |
3 |
Alemán |
1 |
1 |
Portugués |
1 |
1 |
Latín |
3 |
3 |
Arabe |
2 |
2 |
Catalán |
1 |
1 |
3. Obras de industra, artes y oficios |
||
|
Idioma traducido |
Idioma original |
Francés |
28 |
25 |
Italiano |
1 |
4 |
Inglés |
1 |
2 |
Década |
Total trads economía, |
Total literatura |
Trads / Lit. econom. |
|---|---|---|---|
1701-10 |
1 |
12 |
0,08 |
1711-20 |
2 |
15 |
0,13 |
1721-30 |
1 |
20 |
0,05 |
1731-40 |
3 |
49 |
0,06 |
1741-50 |
3 |
50 |
0,06 |
1751-60 |
9 |
56 |
0,16 |
1761-70 |
18 |
111 |
0,16 |
1771-80 |
35 |
237 |
0,15 |
1781-90 |
49 |
494 |
0,10 |
1791-1800 |
31 |
249 |
0,12 |
1801-10 |
25 |
195 |
0,13 |
1701-1810 |
177 |
1488 |
0,12 |
Fuente para la literatura económica española publicada: V. Llombart y P. Cervera, Catálogo
de la literatura económica española del siglo XVIII, Valencia, Universidad de Valencia, 1999.
Años |
Traducciones economía, agronomía, industria |
Total traducciones al castellano |
Trads. Econ / Total traducciones |
|---|---|---|---|
1700-09 |
1 |
19 |
0,05 |
1710-19 |
1 |
27 |
0,03 |
1720-29 |
2 |
51 |
0,04 |
1730-39 |
3 |
96 |
0,03 |
1740-49 |
3 |
91 |
0,03 |
1750-59 |
9 |
134 |
0,07 |
1760-69 |
14 |
171 |
0,08 |
1770-79 |
39 |
306 |
0,13 |
1780-89 |
46 |
524 |
0,09 |
1790-99 |
31 |
501 |
0,06 |
1800-1808 |
25 |
312 |
0,08 |
1700-1808 |
174 |
2232 |
0,08 |
Fuente para el total de traducciones al castellano: García Hurtado M.-R. (1999), “La traducción en
España, 1750-1808: cuantificación y lenguas en contacto”, en F. Lafarga (ed.), La traducción en
España (1750-1830). Lengua, Literatura, Cultura, Lleida, Universitat de Lleida, 1999, pp. 35-43.
Autor y obra traducida |
Año traducción |
Año original |
Idioma destino |
Traductor |
|---|---|---|---|---|
Uztáriz: Theory and practice commerce-1 |
1751 |
1742 (2ª ed.) |
Inglés |
John Kippax |
Uztáriz: Theory and practice commerce-2 |
1752 |
1742 (2ª ed.) |
Inglés |
John Kippax |
Ulloa: Rétablissement Manufactures |
1753 |
1740 |
Francés |
Plumard de Dangeul |
Uztáriz: Théorie et Pratique du Commerce |
1753 |
1742 (2ª ed.) |
Francés |
F. V. De Forbonnais |
Feijoo: Honour agriculture |
1764 |
1739 |
Inglés |
Tilson of Bolesworth |
Campomanes: Raccolta di Leggi |
1767 |
[1765] |
Italiano |
|
Campomanes: Cinque nuovi decreti |
1767 |
[1767] |
Italiano |
|
Campomanes: Trattato Amortizzaziones-1 |
1767 |
1765 |
Italiano |
|
Campomanes: Trattato Amortizzaziones-2 |
1767 |
1765 |
Italiano |
|
Campomanes: Trattato Amortizzaziones-3 |
1767 |
1765 |
Italiano |
|
Campomanes: Trattato Amortizzaziones-4 |
1767 |
1765 |
Italiano |
|
Carlos III: Cedola Reale...di fare un canale |
1775 |
|
Italiano |
|
Campomanes: Abhandlung Unterstüzung |
1778 |
1774 |
Alemán |
Karl August Göritz |
Campomanes: Discurso industria do povo |
1778 |
1774 |
Portugués |
|
Campomanes: Verhandeling ondersfeunen |
1780 |
1774 |
Holandés |
H. H. Van den Heuvel |
Ward: Plano de huma obra pia |
1782 |
1750 |
Portugués |
J. R. Villalobos |
Foronda: Comte rendu Banque |
1786 |
|
Francés |
|
Campomanes: Discorso Industria popolare |
1787 |
1774 |
Italiano |
Antonio Conca |
Sempere: Memoria distribuzione limosina |
1788 |
1783 |
Italiano |
Conde Crispi |
Foronda: Della prosperità nazionale |
1789 |
[1789] |
Italiano |
G. Fabbroni |
Foronda: Premi di incoraggimento |
1791 |
[1789] |
Italiano |
G. Fabbroni |
Lettera libero commercio |
1791 |
|
Italiano |
|
Uztáriz: Teoria e Pratica di Commercio |
1793 |
1742 |
Italiano |
Gonzalvo Hynojosa |
Observations Commerce Spain |
1800 |
|
Inglés |
|
Jovellanos: Identité intérèt general |
1806 |
1795 |
Francés |
Rouvier |
Jovellanos: Mémoire prefectionement agric. |
1808 |
1795 |
Francés |
A. de Laborde |
Jovellanos: Memoir advancement agriculture |
1809 |
1795 |
Inglés |
A. de Laborde |
Flórez Estrada: Revolution of Spain |
1811 |
1810 |
Inglés |
W. Burton |
Flórez Estrada: Impartial Examination |
1812 |
1811 |
Inglés |
W. Burton |
Jovellanos: Parere codice leggi agrarie |
1815 |
1795 |
Italiano |
Battista Nicolosi |
Jovellanos: Gutachten Ökonomischen |
1816 |
1795 |
Alemán |
Heinrich v. Beguelin |
Idioma destino |
Número traducciones |
|---|---|
Italiano |
14 |
Inglés |
7 |
Francés |
5 |
Alemán |
2 |
Portugués |
2 |
Holandés |
1 |
Total |
31 |